sábado, 20 de junio de 2009

seis palabras

(eran 6 palabras sueltas y ahora estan unidas con
otras palabras que, también, estaban sueltas: quien sigue?...)

En aquellas noche de pasión y de sexo desenfrenado intentaba fingir que era otra persona, que no era Leticia. Que no era aquella princesa de literatura para niños con el vestido largo de color celeste pastel y de ojos soñadores. Despertaba pensando que era otra, diferente a ella misma, pero al pronunciar su nombre se daba cuenta, y era la perdición. Le recordaban quién era. Cuando la llamaban, su nombre decía más que ella misma. Con sólo pronunciarlo sus ojos temblaban y la sonrisa se perdía. Se volvía oscura, terriblemente malvada. Los pies se movían y su piel palidecía. Su labios se tornaban violetas y sus manos heladas bajo unos guantes de lana.
Perdia el poco amor que le habian dado a cambio de nada. Lentamente se iba volviendo más Leticia y acostumbrada a ese nuevo 'ella' caminaba por las calles de Buenos Aires esperando que alguien se percatara de su andar despacio, un tanto rengo y destartalado. Cansado de noches buscando lo mismo sin encontrarlo. Insoportablemente abandonado al tiempo y al aire que le rozaba las mejillas.
Una parte de Leticia soñaba. La otra parte se dejaba vivir en el aparente sueño para luego despertarse y seguir soñando con esa vida que no encontraba. De más momentos dulces como aquella tarde adolescente, en esa cita ampliamente planeada, salieron del cine tomados de la mano y se escaparon juntos en un colectivo de linea. Un colectivo que los llevo hasta los más perdidos de los lugares y ella por primera vez sintió el calor en sus muslos. Las caricias en su vientra. Los rasguños en su espalda, los suspiros en sus oidos. Sus ojos se cerraron al unísono.
Se durmieron agotados de pasión y entre los trenes de vuelta a casa, el desapareció. Se lo trago el mismo calor apasionante de una mujer que por alli pasaba. Una voluptuosa rubia unos años más grande. Leticia lo vió y no lo quiso ver. Sino que siguió su viaje de vuelta y comenzó a esperar. Luego se cansó de esperar y comenzó a buscar. Y en cada noche buscaba ese aire de verano rosandole la espalda, esas caricias en su vientre, esas palabras al oido. Sin escuchar más que lo mismo se levantaba y se perdía en el helado calor del día.

2 comentarios:

  1. Reconozco a Leticia en algun momento de mi vida...



    Un Saludo

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  2. tu blog tambn esta genial, y sabiendo
    que has vivido tiempo en Nunca Jamas
    y que en algun momento de tu vida has
    sido wendy, ya no puedo mirarlo de una
    forma objetiva, asique, me e enamorado
    de tu blog! jaja te sigo :) ya me
    contaras algun cuento, no?^^

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