sábado, 21 de noviembre de 2009

besar.

Nuevamente eran tres alrededor de esa mesa. Sin nada que decirse frente a frente. Lara sintió el calor que le recorría por los pies. Sintió los nervios en la uñas de sus dedos. Corrió por su nuca un aire frío. Sus hombros estaban contracturados. Se descalzó y movió los dedos de los pies.
Mía tomó un pintalabios y comenzó a delinearse los de un rojo furioso, como ella. Vestida de amor y dolor, de odio y pasión. Preparada para escapar ante el primer signo de debilidad. Su escote más pronunciado que nunca.  Su pollera que apenas tapaba sus muslos. Un collar que decía la protegía. Y unos aros un tanto grandes y colgantes.
Sus ojos miraban fijamente un punto entre la puerta de salida y el la mejilla de Lara. Temía verla a los ojos y calmarse. Dejar de odiarla como la odiaba en ese momento. El odio era su nectar. La esencia que la mantenía viva y sentada al lado de ellos dos. Comenzaba a odiarlos. A los dos. A uno más que al otro. Al otro más que al uno.
Su mirada estaba hinchada y colorada. Toda la tarde la había pasado entre lagrimas que nunca existieron y llantos que si lo hicieron. Su voz consumida por gritos mudos. Sus manos ajadas por estar tan apretadas.
Lara tomo el Jazmin y lo puso en agua. Lara apoyo su cara sobre sus brazos. Lara entre ida y presente en el lugar, le hablo a la nada.
- ¿Quieren saber que me pasa? Tengo miedo. - Mira a Mía quién sostiene el rouge en el aire y piensa lo estúpida que se comporta Lara - Si, miedo. Miedo de estar sola. Bronca, de tener que escaparme de mi propia casa para que vos no me veas pasar - Lo señala a él que baja la cabeza y juega con la rosa de Mía entre sus manos - ya que ella tiene miedo. Miedo de que nos demos cuenta de la verdad.
Mía tomó su rosa de las manos de él. Sus manos se ensuciaron de sangre. Mía se sonrió. Dudo un instante sobre qué hacer. Se acercó a él y le mordió el labio, haciendo que apenas sangre. Lara se asustó y vislumbro con horror el placer de su compañera. Mía se volvió a sonreir. Volvió a sentarse en su silla dejó caer la rosa junto al jazmin.
Lara la conocía. Era predecible, al menos una de cada diez veces. Los odiaba a los dos. Y no permitiría que se besen. Sólo los vería sufrir.

links * (lo que algunos podemos llamar capitulos)
Mía (i)  • preguntas (ii)   • lunares (iii)  • triste (iv) 
 • scrabble (v)  • desaparece (vi)  

* -nota del autor- Es la primera vez que escribo algo en secuencia. Que quiere ser un cuento. O ser más que ello. Tal vez crecer.


2 comentarios:

  1. ¡Oh! Cada capítulo que transcurre me invita más a pensar que esta historia no terminará nada bien...

    Besos, Canela.

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  2. nadie sabe como terminará....
    ni la escritora... y eso es lo mejor de todo, verdad?

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