lunes, 6 de diciembre de 2010

un personaje y una flor.

Lloraba y lloraba frente a una ventana. Se miraba de reojo en el reflejo pero se daba vergüenza por lo que lo hacia disimuladamente (pero, verdaderamente, no podía evitarlo, hasta llorando era hermosa), sin que nadie la viera. Se escurría las lágrimas en un pañuelo de flores azules con pintitas rojas. Uno de esos pañuelos de niñas pequeñas. Uno de aquellos que le regalan a una para poder mostrar y llevar en los paseos por La Boca.
Los pies le colgaban en la silla y estaban bastante fríos. No tenía medias, se las había prestado a su hermana para que saliera. No tenía zapatos por que no le gustaba usarlos sin medias. Se sentía desprotegida, abandonada al mundo Con un único consuelo. Un pañuelo de flores azules con pintitas rojas. 
Era suyo. Sólo de ella. Y se enjuagaba las lágrimas con el reverso de la camisa. Se volvía lentamente a levantar y a caminar pausadamente por los pasillos del living. No entendía el porqué, pero en cada paso sus sonrisas volvían y lo que antes era un hipo continuo comenzó a transformarse en un sonido terriblemente agudo. Cada vez más fuerte que surgía de ella misma. Algo así como la libertad. Y corrió

2 comentarios:

  1. las imagenes que nosotros hicimos de nosotros mismos... cuánto hay de real, cuál es la realidad... son historias.. y como historias.. subjetividades que nos inventamos...cuánto habrá de reales en ellas..
    Creo que llega un punto en que las historias tienen mas peso de lo que los hechos "reales" tienen...
    "Y se enjuagaba las lágrimas con el reverso de la camisa" excelente.. cuántas veces nos escondimos en el reverso de la camisa o del uniforme...

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