lunes, 21 de septiembre de 2009

moneda

Entre sus tesoros más preciados estaba una pequeña moneda. La llevaba siempre en su mano izquierda colgando con un hilo de su muñeca. La agarraba de vez en cuando y jugaba con ella. La tiraba en el aire y la volvía agarrar. Lo hacía varias veces hasta que olvidaba por qué lo hacia. Hasta que olvidaba que lo estaba haciendo. El juego se volvía parte de él y no recordaba qué era lo que buscaba entre esos pensamientos. Se volvía sordo, ciego y mudo y desaparecía por un instante. Se hacía invisible a la ciudad.
Que esperaba que vuelva a jugar.

2 comentarios:

  1. Yo hubiese agradecido en muchas ocasiones haber gozado de aquella capacidad para abstraerme con igual destreza. Y desaparecer, como no, de miradas, de palabras y de dedos que te apuntan directamente al alma.

    Pero no tengo a mano aquella moneda. Ni la tuve jamás.

    Besos, Canela.

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  2. Mi tesoro equivalente al del texto es una púa de bajo triangular que llevo siempre colgada al cuello, a modo de aro, en una cartuchera, en el estuchecito de los maquillajes o simplemente suelta en el fondo de la cartera. Me hace recordar a alguien :) + ♥

    Confieso que me había olvidado el nombre de tus blogs y me puse a buscarlos en la lista de blogs que sigo pero como era mucho trabajo, terminé entrando gracias a San Google. Es lindo volver a leerte :D (estoy con caritas como si esto fuera un msn).

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