viernes, 7 de agosto de 2009

trilogia.

Cuando Juan le hablaba a su hija sobre las mentiras la miraba a los ojos sin pestañear hasta que comenzaban a salirle lágrimas. Ella se asustaba un poco con la cara de su padre. Un loco buen hombre que no sabía como manejar la instrucción de una niña que casi entra la adolescencia. Juan sabía que ella necesitaba más que sus palabras pero más que ellas no le podía dar, era lo que tenía y era lo que ella tenía que aprender a tener. Sin más. "No mientas por que se van a dar cuenta. Las mentiras tienen las patas más cortas del mundo. No saben correr. No saben cómo hacerlo. Cuándo aprenden, es cuando dejaron de ser mentiras. En ese mismo instante dejan de serlo. (Y no abras los ojos sorprendida. No, Luz, no se convierten en verdades) Comienzan a ser engaños."

2 comentarios:

  1. Decía Abraham Lincoln que No existe persona en el mundo con la memoria suficiente como para mentir siempre con el mismo éxito.

    La mentira es una gran carnívora de certezas, pero siempre concluye devorando al propio depredador. Su vida suele ser corta.

    Bonita reflexión. Besos

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  2. aaaaaaaaay, está buenisima! Me encantó, te juro :) y lo mejor (o peor) de todo es que es verdad.

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