domingo, 21 de octubre de 2012

dos en la ciudad


Ella se mira sus ojos en el reflejo de un auto estacionado. Se limpia una que otra lagaña que le quedó pegada al salir corriendo. ¿De dónde viene? ¿A dónde va? Ni ella está muy segura. Solo camina para saber que ya no está en el mismo lugar.
Él corre un colectivo al que presiente que no tiene posibilidades de llegar. Su remera amarilla está manchada en la parte de adelante, justo donde comienza el dobladillo. Lo acaba de ver y le da bronca. Mientras que mira su mancha sigue corriendo, se choca con el mismo auto que antes había sido utilizado de espejo. 
El colectivo se va y él lo pierde. Ella camina despacio restregándose un ojo que a comenzado a picarle, luego de quitada la pestaña. Se cruzan; él la ve y ella siente la mirada sin atreverse a darse la vuelta. Pasa el colectivo y se queja pateando un charco de agua. El agua moja su espalda, finalmente se da vuelta pensando lo estúpido que es aquel tipo que acaba de mojarle.
No puede enojarse, sólo se ríe de la mancha en la remera, del color chillon de la misma. Su pelo enmarañado, de los zapatos que no combinan,. De que está mojado de pies a cabeza por ese charco que no solo a ella mojo, sino a los dos. 
Ofendido se aleja y ella lo alcanza y rebusca en sus bolsillos. Le regala un caramelo, solamente eso. y él le sonríe. Solamente eso. 

(rato hace que no escribo ni una imagen... de pronto, entre café y café, una imagen despierta en mi mente... como un destello de algo llamado... de alguna forma?)

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