jueves, 11 de agosto de 2011

la luz oscura

"¿Y qué ves?" 
"Nada" Respondió del otro lado del teléfono. 
Una cortina de negrura que la rodeaba. Un gran silencio hecho oscuridad. Un mar de olas invisibles. El aroma a frío y a sal le inundaban los secretos más ocultos.  Apenas sentía sus dedos. Estaban helados. Los restregaba con su pantalón de jean que también amenazaba con congelar sus piernas. 
Veía nada, sólo sentía lo que pasaba a su alrededor. Sus ojos abiertos y cerrados al mismo tiempo. Siente como su voz se entremezcla con la de ella. Susurra en silencio los amores que no puede expresar a la luz del día. Cuenta las horas, los minutos, los segundos para volver a verse. La luna a la lejanía es el único punto de referencia en esa nada absoluta. Su voz en el teléfono es lo único que importa.
Un faro en la lejanía comienza a acercarse, ella dice que él se acerca. Acelera sus palabras y medio que las atropella. El silencio absoluto se consume en una luz que lentamente se hace más visible, más cercana. Amenazando con comer la verdad. 
El faro se acerca al barco. El silencio se vuelve lejano. Las palabras se hacen cataratas y ella lo piensa. Él frente a ella. En la costa. Entre el silencio absoluto, ella, el mar. Recuerda aquello por lo que lo había llamado. Porque ya llegaba, porque estaba cerca, porque estaba en silencio. Porque estaba oscuro y podía. Porque no veía sus manos en la nada misma. "Te amo" pensó. Y no lo dijo. La luz lo oculto. 

Buscame...